Los domingos de Amélie

Cada domingo, Amélie camina hacia la iglesia con su vestido sencillo y la ternura que su madre ha cultivado desde niña. Su vida parece marcada por la fe y las normas estrictas de su comunidad evangélica que vigila cada gesto, cada palabra, cada amistad. Pero en medio de ese mundo cerrado aparece Florián, un joven del Colegio San José cuya sola presencia despierta en ella un temblor que ni los himnos ni las oraciones logran apagar.
Entre pasajes de la Biblia y sonrisas furtivas, Amélie descubre que no todo lo que la hace latir con fuerza está escrito en los sermones. Mientras su madre observa con recelo y la iglesia murmura, ella empieza a arreglarse solo para que él la mire, y él, con respeto y deseo a la vez, se atreve a cruzar el umbral de ese mundo que no le pertenece.