
Donde Nova Polaris Black cree que odia a James Potter O Donde James Tiberius Potter ve a Nova Black como el odio que lo fortalece El odio no es, como muchos creen, una simple emoción negativa. Es una fuerza que moldea, que crea y destruye. No es el opuesto del amor, sino su sombra más fiel. Friedrich Nietzsche afirmaba que el odio no siempre nace de la debilidad, sino también de una intensidad que desborda. Es una forma de respeto distorsionado, una obsesión tan profunda que solo puede surgir cuando algo en el otro nos refleja o nos amenaza. No hay odio más poderoso que el que nace de lo semejante. Y Nova Polaris Black lo sabía. Juraba odiar a James Tiberius Potter con cada célula de su cuerpo. Lo odiaba por su máscara, por haber renegado -al menos en apariencia- de lo que ambos eran: herederos del viejo mundo, de la nobleza mágica, de la pureza que ella consideraba sagrada. Lo odiaba por haber jugado a ser héroe entre mestizos, por haberse codeado con traidores de sangre, por su arrogante luz que parecía querer ocultar su sombra. Pero el odio, cuando es auténtico, nunca es simple. James no era una mentira. No del todo. Detrás del Gryffindor brillante, del Merodeador rebelde, del amigo leal... había algo más. Una furia silenciosa. Una herida de linaje. Un eco de orgullo que Nova no tardó en descubrir. Y en esa herida, en ese fuego mal encauzado, ella vio algo peligroso. No un enemigo. No un rival. Sino un igual. Nova y James, contra todo pronóstico, se comprometieron. Porque amar no siempre es salvar al otro. A veces, es reconocer en el otro la oscuridad que uno mismo ha reprimido. Y así, se amaron. Como se aman dos tormentas. No para calmarse, sino para destruir el cielo juntos.All Rights Reserved
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