23 parts Ongoing Anna Shcherbakova y Alexandra "Sasha" Trusova, dos prodigios del patinaje artístico ruso, comenzaron sus carreras juntas como rivales inevitables. Desde niñas, compartían el mismo hielo, entrenaban en la misma escuela de patinaje, pero sus estilos y personalidades eran como el fuego y el hielo. Anna, conocida por su elegancia, precisión y capacidad para controlar sus emociones bajo presión, era considerada la "reina de hielo". Por otro lado, Sasha, apodada la "princesa de los saltos", deslumbraba al mundo con su audacia y energía, constantemente empujando los límites técnicos del deporte con sus innovadores cuádruples.
Sus competencias siempre fueron intensas, marcadas por sonrisas corteses para las cámaras y una tensión palpable fuera de ellas. A menudo, los medios las enfrentaban: Anna representaba la perfección clásica, mientras que Sasha encarnaba la revolución del patinaje moderno. Eran opuestas en todo, desde sus preferencias musicales hasta sus formas de abordar la presión. Para muchos, parecían enemigas destinadas a empujar los límites de la otra sin nunca entenderse realmente.
Sin embargo, en un giro inesperado, sus caminos las llevaron a compartir más que el hielo. Ya fuera por la soledad de la alta competencia, las largas horas de entrenamiento o los momentos de vulnerabilidad que solo alguien en su posición podía comprender, algo empezó a cambiar. En la aparente frialdad de sus interacciones comenzó a brotar un extraño calor, pequeños gestos que pasaron desapercibidos para el resto pero que, para ellas, marcaron el inicio de algo nuevo.