En la fría frontera oriental de la Unión Soviética, el teniente Alexei Dimitrovik vive entre patrullas nocturnas, vuelos rutinarios en su MiG-21 y pequeños refugios de humanidad: libros gastados, habanos traídos de Moscú y recuerdos de un futuro imposible. Pero una noche, en medio de la vigilancia aérea sobre el mar de Chukotka, se cruza con algo que no aparece en los radares, una luz imposible que desafía la lógica y las leyes de la física.
Lo que empieza como una misión de reconocimiento se transforma en una pesadilla de persecuciones, disparos inútiles y un derribo que lo arroja a la tundra siberiana. Allí, entre los restos de su avión y de una nave desconocida, Alexei descubre que no está solo. Lo que yace en el hielo no es humano, y su encuentro final desdibuja la delgada línea entre la guerra fría y una guerra mucho más antigua y aterradora.