Ella estaba allí sentada, sola y llorando desconsoladamente mientras esperaba el autobús que la llevaría de vuelta a casa y llego él, que tras sentarse a su lado le ofreció su pañuelo y se quedo allí callado hasta que ella por fin termino de llorar y entonces le pregunto: -¿Cual es el motivo de tanta lagrima? -Necesito un trabajo. O un marido con urgencia -¿Un marido? -Es complicado de explicar para contar a cualquier desconocido -Mi nombre es Jaime y el tuyo -Clara -¿Te apetece que tomemos un café y mientras me cuentas que pasa? -Es un poco largo -Tengo tiempo Ella se encontraba demasiado sola y tenía la necesidad de hablar con alguien, por eso acepto, a pesar de seguir considerándolo un desconocido. Lo acababa de conocer y solo sabía su nombre. Fueron a una cafetería que había cerca. Estaba muy tranquila y cogieron una de las mesas más apartadas de la barra para poder hablar con tranquilidad, después de que la camarera les trajese lo que habían pedido comenzaron a hablar.