
habitación estaba sumida en penumbras, apenas iluminada por la luz amarillenta que se filtraba desde la calle. Cada sombra parecía moverse, cada esquina parecía respirar. Isaac no podía quitar los ojos de la puerta cerrada, y un frío recorría su espalda como un escalofrío premonitorio. Un leve crujido hizo que se girara hacia la ventana. Nada. Solo la sombra de un árbol que se agitaba con el viento, o eso quiso creer. Pero entonces, un susurro rasgó el silencio: un nombre... "Isaac...". La voz era suave, dulce, casi melodiosa, pero cargada de algo que lo hizo retroceder un paso. Detrás de él, un objeto cayó al suelo. Giró con rapidez y vio un muñeco tirado, su cabeza ligeramente torcida, los ojos vacíos fijos en él. En ese instante, entendió: no estaba solo. No era solo un juego... alguien lo estaba observando. Una figura emergió de las sombras. Sus movimientos eran silenciosos, precisos. La luz apenas revelaba su silueta, delgada, casi etérea. Sus ojos brillaban con un fuego oscuro mientras una sonrisa inquietante se dibujaba en su rostro. La obsesión era tangible, como una cuerda invisible que lo atraía hacia ella, hacia un destino que sabía demasiado tarde que no podría evitar. Isaac tragó saliva. El monstruo bajo la cama, pensó, no era una criatura de cuentos... era ella. Esta historia esta inspirada en el video musical de Emily Mei - Monster Under The BedAll Rights Reserved
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