Nikary, conocida por sus fans como Nicky, es una estrella pop en ascenso que brilla con luz propia. Su estilo único, su talento para la música y el baile, y su carisma la han convertido en la artista más amable y sexy del momento. Adorada por su cercanía con los fans, su fandom es considerado el más educado y unido del medio musical. Todo parece perfecto... hasta que comienzan a aparecer mensajes inquietantes, cartas extrañas y amenazas en sus redes, su estudio e incluso en su hogar. Su equipo entra en pánico, temiendo por la imagen de "la artista más linda con los fans más lindos". Pero Nikary no se inmuta. Para ella, esas amenazas son insignificantes comparadas con su pasado: es la hija no reconocida de un ex campeón de MMA, quien abandonó el ring tras revelarse que pertenecía a una familia mafiosa.
Ante el peligro, su productor contrata a Leonel, un guardaespaldas exmilitar con reputación impecable. Nikary intenta ser amable, pero Leonel, cegado por la imagen pública de "la frágil y talentosa Nicky", no se molesta en conocerla realmente. Con arrogancia, le dice: "Tú ocúpate del show y déjame tu vida y tu trasero a mí, pequeña estrellita". Nikary, que nunca se había enfadado por ser subestimada, encuentra en Leonel su límite. Su furia estalla, y con ella, comienza a emerger su verdadera personalidad: fuerte, audaz y entrenada como hija de un luchador y mafioso. Ahora, está decidida a enseñarle a Leonel que no es una "pequeña estrellita", sino una flor salvaje que no se deja domar.
(No acepto ni copias ni adaptaciones)
(Es una historia 100% mia)
Desde su primer año en Slytherin, Theodore y Camille compartieron más que una casa: la misma astucia, el mismo carácter frío y una ambición que los mantenía entre los mejores estudiantes de Hogwarts. Se entendían sin palabras, se protegían con lealtad y, aun así, siempre fueron solo amigos.
Hasta que un día, cuando ambos se enteran que todos en su grupo de amigos pensaban que ellos serían la pareja perfecta, comienza a sembrarse una duda que ninguno de los dos pudo sacudirse.
Porque a veces basta una sola insinuación para que todo lo conocido se tambalee. Y entonces surge la pregunta inevitable: ¿de verdad siempre fueron solo amigos?