El sol caía lento sobre los tejados rojos del pueblo, tiñendo de oro las calles empedradas. Clara se apoyó en la ventanilla del coche, intentando atrapar con la mirada cada detalle: los balcones cubiertos de geranios, el olor a pan recién horneado que flotaba desde las casas, y ese silencio apenas roto por el murmullo de algún vecino lejano. La ciudad quedaba atrás, con su tráfico ensordecedor y luces de neón, y aunque pensaba que echaría de menos todo eso, sentía una extraña calma al adentrarse en aquel mundo distinto, casi detenido en el tiempo.
Esa misma tarde, mientras exploraba el patio trasero de la casa, Dalila notó algo extraño: una pequeña piedra que parecía moverse por sí sola junto al muro. Parpadeó, creyendo que su mente le jugaba una broma, pero la piedra se desplazó unos centímetros más, como si quisiera mostrarle algo. Se inclinó, la tomó y escuchó un susurro apenas audible: "Cuidado...".
Se rió nerviosa. "Seguro que estoy cansada del viaje", murmuró, dejando la piedra sobre la mesa del porche. Pero esa noche, cuando la luna iluminaba los árboles del jardín, el susurro volvió a recorrer su mente, y Dalila se dio cuenta de que aquel verano no sería tan tranquilo como esperaba.
Olivia Hall siempre ha soñado con un amor como el de sus padres: intenso, verdadero y capaz de superar cualquier obstáculo. Por eso, cuando Ryan, el chico más popular del instituto, empieza a demostrar interés en ella, Olivia cree que por fin ha encontrado su historia perfecta. Es guapo, encantador y, aunque nunca se ha comprometido con nadie, con ella parece diferente. O al menos, eso quiere creer.
Todo parece ir según lo esperado... hasta que Nolan regresa. Su mejor amigo de la infancia, vuelve convertido en alguien imposible de ignorar. Más alto, increíblemente atractivo y con un magnetismo que atrae todas las miradas, Nolan ya no es solo el niño con el que creció, sino el chico que, sin proponérselo, empieza a desordenar todo lo que Olivia creía tener claro.
Lo que debería ser solo un reencuentro amistoso pronto se vuelve más complicado. La conexión entre ellos sigue intacta, los recuerdos compartidos cobran un nuevo significado, y la forma en que Nolan la mira despierta sentimientos que Olivia creía haber superado.
¿Es Ryan el amor que siempre imaginó o solo la idea de lo que quería? ¿Y si lo que realmente buscaba siempre había estado frente a ella?