Oliver Dankworth despierta en lo que parece una vida perfecta: éxito, estabilidad, una prometida devota... y un hueco en la memoria que no le permite entender por qué todo está mal, pero se siente tan bien.
A su lado está Alessia Rinaldi: la mujer que alguna vez fue su asistente, y que hoy asegura ser la dueña de su corazón.
Pero cada gesto de ella -cada silencio, cada mirada contenida- le cuenta una verdad que su mente niega, pero su instinto reconoce.
Ella no lo está esperando. Alessia ya sobrevivió al Oliver de antes, y ahora camina sobre cimientos nuevos, sólidos, donde no hay lugar para sombras del pasado.
A veces, el amor no nace del encuentro, sino de la pérdida: de la distancia que ella marcó y del cambio que él eligió para alcanzarla.
Porque el amor, cuando sobrevive al quiebre, ya no vuelve a ser el mismo... se vuelve más cierto, más real, más libre.
Nina solo tiene pocos días antes de morir, por lo que se a empeñado a que sus últimos días sean en buscar al hombre que creé que es el padre de su hermano, y pasar sus últimos días a lado de su hermano.
¿Todos sus planes saldrán bien?
¿O se abra equivocado de hombre?