𝓘𝓷𝓷𝓮𝓻𝓼 𝓓𝓮𝓶𝓸𝓷𝓼

Supongo que así comienzan esas historias en las que, desde el principio, sabes que nada terminará bien. Historias donde la felicidad parece un espejismo y, de una forma u otra, el destino se encarga de recordarte que no todos nacimos para alcanzarla.

Sé que, constantemente, el esfuerzo y la fatiga te obligan a aferrarte a fragmentos de tu vida, a recuerdos que funcionan como pequeños anclajes en medio de la tormenta. Es inevitable: uno revive instantes, busca refugio en aquello que alguna vez fue cálido y verdadero, aunque ya no exista.

Y aun así, me pregunto si no es mejor vivir del recuerdo, porque en él nada cambia y todo permanece intacto. Al fin y al cabo, siempre queda la esperanza de una segunda vida -sea en este mundo o en otro- donde quizá, solo quizá, exista la posibilidad de ser feliz.