A lo largo de la vida he caminado por senderos inesperados: algunos iluminados por la alegría, otros nublados por el dolor. Cada paso me dejó una enseñanza que me ayudó a crecer. Este libro no es una historia perfecta, es un reflejo honesto de mi recorrido: de errores, tropiezos, decisiones valientes, dudas y momentos en los que el corazón halló paz.
Escribir estas páginas fue una forma de sanar, de agradecer y de entender que cada experiencia -por dura o hermosa que haya sido- dejó una huella en quien soy hoy. No comparto mi historia para buscar admiración, sino para mostrar que siempre es posible levantarse y seguir adelante con esperanza.
La vida me enseñó que el dolor también puede ser un maestro. No siempre elegimos lo que nos sucede, pero sí cómo respondemos. Este libro nace de mis cicatrices, que hoy no duelen, pero cuentan una historia de transformación, fe y fuerza interior.
Una de las etapas más difíciles fue cuando mi madre fue privada de su libertad. Ese momento partió mi mundo en dos: miedo, confusión y una soledad inmensa me acompañaron. Sin embargo, en medio de la oscuridad encontré mi propia luz. Esa experiencia me rompió, pero también me reconstruyó en una versión de mí que no conocía.
Este libro no busca juzgar, sino sanar. Es testimonio de cómo el amor, la fe y la esperanza pueden sostenernos incluso cuando todo parece perdido. Es un recordatorio de que Dios nunca suelta nuestra mano, aun cuando sentimos que ya no podemos más.
Comparto mi historia porque creo que todo proceso tiene un propósito. Si estás atravesando un momento difícil, quiero que sepas que sí se puede salir adelante. No es fácil, pero es posible. Y, sobre todo, vale la pena.
Este soy yo, en palabras y experiencias. Este es mi camino, y te invito a recorrerlo conmigo.