Una comedia romántica oscura sobre dos personas que no saben si están bien, pero igual siguen hablando
Sara no está rota. está acostumbrada. A fingir que todo está bien, a responder "si" en automático, a reírse justo antes de quebrarse. Tiene una carpeta llena de garabatos y frases deprimentes. para ella, la tristeza no es una crisis: es parte del paisaje.
Fritz, en cambio, es una silla vacía con nombre propio. Observa, anota, no se involucra. Tiene la emocionalidad de una piedra bien educada y la capacidad de desaparecer de cualquier conversación sin moverse del lugar.
la historia trascurre en aulas, pasillos, cafeterías y clases que no deberían existir. cada capítulo es una mezcla de ejercicios emocionales ridículos, confesiones involuntarias y risas incomodas.