La Muerte Sabor a Miel

Hace apenas seis meses, mi vida era tan común como la de cualquier chico de preparatoria. Estaba Alex, mi mejor amigo, las risas de mis padres en la mesa, y la tediosa rutina de las clases. Todo era normal, predecible, seguro. ¿Qué podría salir mal si solo iba a una fiesta en un antro? Esa pregunta, lanzada al aire con una sonrisa, fue el inicio del dulce engaño, la miel que cubrió el sabor amargo de lo que vendría. Porque esa noche, sin saberlo, no solo entré a un antro, sino a un laberinto del que, ahora, no sé si podré salir.
​Ahora, mientras el corazón me late desbocado y la desesperación se apodera de mí, solo puedo pensar en una cosa: ¿cómo la dulzura de la miel puede esconder una muerte tan amarga?"