EL TIEMPO QUE ME DEBÍA

Lorraine Ferretti -o Aine, como la llamaban quienes la amaban desde lejos- es una anciana envuelta en la luz tenue de la fama. Escritora consagrada, artista incansable, sus obras cruzaron fronteras y generaciones. Sus libros fueron bestsellers, sus adaptaciones cinematográficas, éxitos rotundos. El mundo la celebró. Pero en su lecho de muerte, rodeada de premios y aplausos, Lorraine está sola. Sin amor. Sin compañía. Sin familia.

Y entonces, como si el tiempo respondiera a un deseo no pronunciado, algo ocurre.

Lorraine despierta en el pasado. Tiene quince años. Acaba de mudarse con sus padres a Castel di Tora, un pequeño pueblo en la provincia de Rieti, región de Lacio. El aire huele distinto. El cielo parece más cercano. Pero ella no entiende por qué está allí. No es un sueño, ni una fantasía literaria. No ha viajado a sus libros favoritos, ni a los cómics que la marcaron. Ha regresado a su propia historia.

Los días transcurren con una extraña familiaridad. Pero pronto, algo cambia. Personas que jamás conoció en su juventud comienzan a aparecer en Castel di Tora. Y Lorraine los reconoce. No por sus rostros, sino por sus almas. Son personajes que ella aún no ha escrito. Fragmentos de futuros libros que aún no existen.

Entre ellos, destaca Lucian Moretti. El hombre ideal. El reflejo de sus deseos más íntimos. El amor que nunca vivió, pero que sí escribió