Nunca pensó que un gimnasio podía cambiarle la vida. Ella solo quería entrenar, distraerse, sentirse mejor con su cuerpo... hasta que lo conoció a él.
Tomas, el entrenador que todos miraban con respeto, distante, pocas palabras, siempre enfocado en sus rutinas. Nadie se atrevía a acercarse demasiado.
Hasta que apareció ella: la alumna nueva, Jazmin, con ganas de aprender y esa energía distinta que empezó a desarmar sus muros, sin darse cuenta.
Entre correcciones de postura, rutinas compartidas y charlas en los descansos, la tensión fue creciendo. Él sabía que no debía involucrarse. Jazmin sabía que no podía dejar de sentirlo.
Porque a veces, el amor se esconde en los lugares menos pensados.
Y este, nació entre pesas, miradas y silencios.