Cuando Matías muere, no va ni al Cielo ni al Infierno. Su alma despierta en la Nada Misma, un plano de tiempo y forma, reservado para los olvidados, los errantes y los condenados por error. Según los registros infernales, Matías no es solo un alma humana más: su esencia lleva una marca prohibida, el sello del mismísimo Rey de los Infiernos.
Lo inquietante es que Matías no recuerda nada. Ni su vida previa, ni su ahora muerte, tampoco al rey cuyo fuego corre por su alma.
Por otra parte, en el corazón del Abismo, Roy, soberano de las llamas, comienza a sentir grietas en su alma eterna. Un nombre olvidado lo persigue en sueños. Un rostro que el tiempo intentó borrar. A medida que su mundo se desmorona en silencio, comprende que algo ha sido despertado... y que los lazos que una vez selló por amor, ahora claman por romperse.
Dieciocho años después de haber sido expulsada por amar a quien no debía, Isabela regresa a la hacienda que alguna vez llamó hogar.
No busca venganza... sino respuestas, y tal vez una nueva oportunidad de empezar.
Allí la espera Graciela, la esposa de su hermanastro: una mujer marcada por el miedo, la pérdida y los silencios que Vicente dejó atrás.
Pero entre miradas contenidas, sonrisas robadas y heridas que el tiempo no logró borrar, Isabela se descubre dispuesta a ofrecerle a Graciela algo que ella ya no cree merecer: amor, ternura... y una felicidad que parece imposible.
Porque a veces, el destino te obliga a volver al lugar donde más dolió... solo para mostrarte que también puede ser donde finalmente aprendas a amar.