Las luces de la casa brillaban como si fuera una fiesta eterna, pero para él, cada vez que la veía reír, era como si el mundo se desmoronara.
Aldo no era de los que hablan mucho, ni de los que buscan el centro de atención. Él solo la observaba desde lejos, fingiendo que no pasaba nada, mientras por dentro algo se rompía.
Elaine parecía hecha para ese lugar: energía, ternura, esa risa que hacía que todos la miraran. Que hacía que él también la mirara.
Y mientras todos bailaban en la primera fiesta de bienvenida, él se quedaba en un rincón, con el corazón en la garganta.
Se estaba muriendo mientras ella bailaba.
Nadie lo notaba. Solo las cámaras, que a veces lo enfocaban demasiado. Solo él, que sentía que cada segundo a su lado era una guerra entre su orgullo y sus ganas de ir a buscarla.
Esa era su batalla: seguir viéndola sin decir nada, o atreverse a que el mundo entero los viera.
Esta historia nació a partir de un libro de one shots que tengo. Como a todos les gustó tanto, decidí desarrollarla más a fondo porque le veo mucho potencial. ¡Espero que también les encante!