
No es una historia de amor. Es una historia de guerra, de esas que no se libran con balas ni cuchillos, sino con pensamientos que desgarran en silencio. Ella -como tantas otras- sonríe en fotos y calla en la noche. Nadie sabe que sus risas se rompen cuando se apaga la luz, ni que cada palabra que recibe puede transformarse en un veneno. Su mayor enemiga no vive afuera, sino dentro: una voz que la persigue, la hiere y la convence de que nunca será suficiente. Esta no es solo su historia. Es la historia de cualquiera que alguna vez se haya mirado al espejo y haya sentido que no era nadie. Bienvenidos a El eco de mis inseguridades. Aquí no hay filtros. Solo heridas abiertas.All Rights Reserved