-Derecho-, espetó con un tono serio y calmado al igual que la expresión plasmada en su rostro, con sólo un toque de deseo resbalándosele por las comisuras de los labios.
Esos ojos enormes y obscuros conectaron con los suyos por apenas un par de segundos, para después perderse sobre el piso a la par que un tono carmesí aparecía debajo de ellos. Él encajó sus dedos sobre las mejillas coloradas del rubio, con un porte firme e impenetrable, y ambas miradas se volvieron a cruzar.
-Mírame, Jack-, ordenó, la voz más profunda y fuerte, el agarre más apretado, casi con recelo-, tú nunca dejas de mirarme, ¿lo entiendes?-. Demandó haciendo que el chico tragara saliva. Decir que la figura frente a él era imponente se quedaba corto-. Contéstame.
-S-sí-, apenas pronunció detrás de esos labios apretados y las gordas gotas de sudor que amenazaban con bajar desde su frente.
El hombre escondió una sonrisa al sentir el temblor de la piel cobriza debajo de las yemas de sus dedos-. Cóntestame bien, ya sabes que no me gusta que estés tartamudeando-. Exigió moviendo la cara de Jack como si de un muñeco de trapo se tratase.
-Sí, señor Gaskarth.
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Jack está en la mitad de sus veintes cuando decide empezar sus estudios de postgrado. Alexander es un catedrático casado.
después de un incendio provocado por Harry en la sala de Kriptoniano mágico, los héroes, villanos y magos son trasladados a otra sala.
la sala donde verán la vida de un Harry completamente distinto, un Harry bien cuidado, amado y sobre todo sano.
sin heridas o traumas ocacionados por personas estupidas ansiosas de fama.
con los Hufflepuff más orgullosos que nunca y mamá tejón demostrando lo fuera que puede ser.
por qué este es el mundo de: Ni León, Ni Serpiente, Tejón