El amor puede manifestarse de muchas formas, pero hay algo innegable: todos buscamos ese amor romántico. Ese que provoca mariposas en el estómago, que enciende fuegos artificiales en los pulmones y que, por instantes, te roba la respiración.
¿Pero qué pasa cuando llevas años sin sentirlo? Tanto tiempo que comienzas a dudar si esas emociones no son solo cosa de adolescentes inexpertos.
¿Qué pensarías si te digo que el amor en la adultez también puede sentirse igual... o incluso con más fuerza? Con la intensidad de los primeros años, pero también con más dudas, más inseguridades... y a la vez, con más plenitud.
Más real.
Más humano.
Nuestra historia no empieza con un flechazo ni con una mirada robada. Tampoco en la primera conversación. Comienza en un set de grabación, en algún rincón de la Ciudad de México. En el primer día de trabajo. En la primera escena juntas.
Ellas son Alejandra y Daniela.
Alejandra, 24 años, decidió reinventarse y perseguir su sueño: la actuación. Con disciplina, talento y el apoyo de su comunidad en redes sociales, consiguió su primer papel importante en una serie original de Netflix. Un salto enorme... y un arma de doble filo.
Daniela, 34 años, es una de las actrices más completas de su generación. Teatro, cine, televisión, musicales... su carrera es tan sólida como diversa. Tras el éxito de su última película, disfruta de un momento pleno y de un reconocimiento que parecía inquebrantable y también un arma de doble filo.
Margot Fontaine tenía una carrera brillante como pianista en la elegante Londres. Un futuro armonioso junto a su perfecto prometido. Una vida construida entre lujos, conciertos y sonrisas fingidas.
A ojos del mundo, lo tenía todo.
Todo lo que -según ellos- una mujer debía desear.
Pero Margot vivía en un mundo de hombres. Uno donde el poder se heredaba por sangre... siempre y cuando esa sangre no corriera por venas femeninas.
Aunque era la única hija del líder de la organización criminal más temida de Francia, su destino estaba sellado: obedecer, callar y sonreír.
Y lo hacía. Hasta que lo conoció a él.
No era solo el socio de su novio. Era el caos hecho carne.
Un hombre envuelto en sombras, ambiciones peligrosas y una libertad que olía a pecado.
Todo lo que Margot deseaba. Todo lo que se suponía debía temer.
¿Y si en lugar de huir de él, lo dejaba entrar? ¿Qué ocurriría si ese amante prohibido se convirtiera en su aliado? ¿Si juntos intentaran derribar al mismísimo rey... su padre?
Hay cadenas que se heredan. Cadenas invisibles que oprimen, marcan y deforman. Pero no todas están hechas para ser arrastradas.
¿Será Margot capaz de romper las suyas... o terminará encadenada a una vida que no eligió, solo para no despertar al caos que amenaza con devorarla?