Hubo un silencio breve. Jimin, con los ojos aún cerrados, escuchó de repente:
-Ayer vi una película con mi hermana... hubo una escena que a ella le encantó.
Intrigado, Jimin entreabrió los ojos.
-¿Qué escena era?
No obtuvo respuesta inmediata. En cambio, cuando abrió bien los ojos, se encontró con la mirada oscura y profunda de Jeongguk, tan cerca que pudo sentir su aliento. Y antes de que pudiera reaccionar, los labios del mayor se posaron sobre los suyos en un beso voraz.
El contraste lo dejó sin aire: la lengua de Jeongguk invadió con firmeza, cálida y húmeda, dominando sin pedir permiso, arrancándole un gemido sorprendido. Jimin temblaba bajo la intensidad, incapaz de apartarse; sus dedos se aferraron con fuerza al reposabrazos, mientras su pecho subía y bajaba descontrolado.
El beso fue profundo, ardiente, con un ritmo pausado pero cargado de deseo, como si Jeongguk estuviera grabando su huella en él.
Cuando por fin se separó, Jeongguk lamió suavemente su propio labio inferior y lo miró fijamente.
-Tómalo en cuenta... -murmuró con voz grave-. A mi hermana le gustan los hombres que besan bien.
Jimin, rojo hasta las orejas, tragó saliva con fuerza. No podía dejar de temblar.
-Hyung... -su voz salió débil, casi infantil- ¿dónde aprendiste eso...?
Jeongguk sonrió, inclinándose apenas, como si quisiera volver a besarlo.
-Con práctica, Jimin-ah. Y créeme... puedo enseñarte mucho más.
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Esta historia es 100% de mi autoría.
Queda prohibido el plagio y adaptaciónes.-k