Con mas de cuarenta años, creí haberme dado por vencido en el famoso arte llamado amar y probablemente debería haberlo hecho, pero cual era la diversión en eso? Me la pasaba bien como estaba, estaba feliz con mis criaturas y mi trabajo iba tan bien como siempre. No necesitaba dramas innecesarios ni sacar a relucir verdades olvidadas.
Amelie Anderson se veía como un problema; con esa larga cabellera ondulada casi roja y esos ojazos verdes, me hizo sentir cosas que no debería haber sentido nunca, debería ser ilegal las cosas que empezó a provocarme esa mujer.
Pero, siempre hay un pero, había dos pequeñísimos (no tan pequeños) problemas: yo podría haber sido su padre y, de hecho, era el padre de nada mas ni nada menos, que su querido novio. Fui muy imprudente, y me distraje demasiado, y eso terminó jugando en mi contra.
Dicen que el amor no se impone.
Pero en el mundo de la magia ancestral, las promesas se sellan con sangre... y obediencia.
Aurora Blackwood fue criada para obedecer.
Tom Riddle, para dominar.
Él, heredero del legado más temido del mundo mágico.
Ella, destinada desde su nacimiento a convertirse en su esposa.
Un matrimonio pactado.
Dos desconocidos que comparten un apellido antes que una historia.
Y un vínculo que, sin quererlo, los arrastrará a lo más profundo de la oscuridad...
Y del amor.
Porque incluso entre las sombras, puede arder la llama de lo prohibido.