
Desde niño supe que no encajaba. Mientras los demás jugaban, yo buscaba silencio, letras y rutinas. Afuera, las calles eran un laberinto de miradas y ruidos que me asfixiaban; adentro, los libros eran refugio y escape. Crecer en un mundo que parece diseñado para otros no es fácil, pero entre la soledad y el caos descubrí una verdad: no estoy solo en sentirme diferente. Este no es solo mi relato. Es la voz de muchos que han cargado con la incomodidad, la ansiedad, la impulsividad y el deseo profundo de pertenecer. Es una historia sobre crecer en el espectro, sobre aprender a aceptarse y sobre encontrar alivio, aunque sea, en las calles vacías. El alivio de las calles vacías no busca respuestas, sino compañía. Y quizás, al leer, descubras que también es tu historia.All Rights Reserved
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