Chiara tiene 18 años y toda su vida está resumida en un pequeño rincón del mapa: Vilabreda, un pueblo catalán de apenas trescientos habitantes donde todos se conocen y los días pasan más bien despacio. Al menos, así ha sido hasta ahora. En las calles de su pueblo, Chiara ha aprendido a amar la fotografía y a soñar con un poquito más, así que cuando le surge la oportunidad de ir a la capital para que su sueño siga creciendo, aunque sí se lo piensa dos veces, no la deja escapar.
Violeta tiene 20 años y las ideas muy claras. Granada le dio una infancia cálida y una familia a la que ama con locura, pero no demasiadas oportunidades en lo que a su pasión se refiere; la moda. Ella no dudó en mudarse a Madrid en cuanto pudo, y la capital, con sus calles llenas de estilo, se convirtió en su casa. Ahora desfila, posa, trabaja cuando puede y se permite, también, noches largas con sus amigos de las que ha aprendido a disfrutar.
Violeta siempre ha soñado con ir Londres, pero nunca imaginó que un viaje de cumpleaños cambiaría su vida para siempre. Tras una pelea con su hermana en plena noche, acaba perdida en el metro, donde conoce a una misteriosa fotógrafa con una sonrisa imposible de olvidar.
Meses después, Violeta consigue regresar para realizar un máster, sin saber que sus caminos volverán a cruzarse en el lugar y el momento más inesperados.