Noah Blackford siempre fue un pilar.
El mariscal de campo que cargaba a un equipo entero, el capitán que nunca mostraba una grieta, el hombre que parecía tener cada jugada bajo control. Pero todo cambió desde que Hanna Elowen entró en su vida. Porque lo que nunca imaginó es que su caos adorable -y ahora, su novia- sería quien lo sostuviera a él.
Con los playoffs a la vuelta de la esquina, la presión sobre los New England Kings es más asfixiante que nunca. Cada pase, cada jugada y cada derrota pesan como una sentencia. Y mientras el mundo espera que Noah siga siendo perfecto, él descubre que amar a Hanna significa algo distinto: aprender a bajar la guardia, dejarse cuidar, compartir el peso... y aceptar que no siempre tiene que ser invencible.
Hanna sabe lo que es levantarse después de caer. Lo aprendió cuando la lesión la dejó sola. Y ahora, entre clases en Cambridge, titulares y una gata que insiste en ser la reina del drama, es ella quien le recuerda a Noah que la vida no se trata de no fallar, sino de tener a alguien que se quede incluso en medio del desastre.
Ya no importa quién protege a quién.
El verdadero partido está fuera del campo: aprender a sostenerse el uno al otro, incluso cuando tiemblan las rodillas.
Porque en el estadio, Noah seguirá siendo capitán.
Pero en la vida, ya no necesita ser un pilar perfecto.
Porque esta vez, tiene a su novia, su caos más adorable... y desde que llegó, su mundo nunca volvió a ser el mismo.
Brooke Fox, pasó por mucho en un lapso muy corto de tiempo.
El problema es que ahora se viene más problemas, en otro pequeño lapso de tiempo, sólo que esta vez, estará sola porque sus antiguos amigos, tomaron caminos distintos y se perdió el contacto totalmente.
O por lo menos, ella cree que estara sola.