Carla lleva soñando con Operación Triunfo desde que era niña. Pero cuando por fin entra en la academia, se da cuenta de que la realidad pesa más que los sueños: los focos imponen, las cámaras no se apagan, y las inseguridades no desaparecen aún con un micro en la mano.
Téyou, en cambio, parece tenerlo todo bajo control: natural, talentosa y con una calma que contagia. Pero detrás de las sonrisas y las bromas, también carga con sus propias dudas que esconde para no parecer frágil.
Se conocieron en el casting final, casi por casualidad, y desde entonces algo empezó a vibrar entre ellas. Una complicidad difícil de explicar, de esas que se notan antes de entenderse. En la academia, entre ensayos, galas y miradas, esa conexión crece sin que ninguna se atreva a ponerle nombre.
Y es que una vez cruzas los límites, ya no hay vuelta atrás...
Desde el primer momento, Carlos y Julia se hicieron inseparables, tanto que sentían ese magnetismo que los unía, a pesar de todas las circunstancias, que los separaban.
(Esta historia tiene lugar en la academia de OT)