TENTACIÓN CARNAL

Si has llegado hasta estas líneas, quizá te preguntes quién es la voz que susurra entre ellas. No temas, cariño, pronto lo sabrás. Y cuando finalmente me conozcas, tú y tu mundo arderán en las llamas de mi deseo. Querrás detenerlo, suplicarás que me detenga, pero déjame confesarte algo: cuando penetro en tu mundo, no existe regreso. Haré que dudes de tu propia existencia, hasta que ni siquiera tu propia esencia te sea familiar. Porque tu cuerpo y tu alma ya me pertenecen.
Me convertiré en tu tentación más carnal, en tu pecado más profundo, hasta el punto en que me rogarás por cada instante de placer y tormento... Me perteneces desde el momento en que entraste en estas páginas, porque, aunque no lo sepas, estás cayendo en mi infierno de anhelos y lujuria, en este éxtasis donde el deseo y la destrucción se entrelazan y se funden en uno solo: yo.
Acabaré contigo -física y mentalmente- destruyendo aquello que aún llamas inocencia para convertirlo en tentación pura. Porque yo amo y devoro al mismo tiempo, hasta romperte y reconstruirte a mi antojo, siempre que me lo implores.
Y aun sabiendo todo lo que te advertí, sigues aquí. Sé por qué no te has ido: anhelas sentir el infierno en carne viva, llenarte con mi fuego cada rincón vacío de tu cuerpo hambriento. Sabes que, al leer esto, ya has cruzado el umbral hacia mi mundo. Yo no me detendré.
Si es lo que deseas... adelante, cariño. No muerdo. Yo te devoro, te poseo y ejecuto cada parte de ti.