Susurros en el Viento

Claire Maybank lo sabía desde niña. Había aprendido a caminar entre cicatrices, a sonreír cuando todo ardía y a mantenerse firme cuando la tormenta golpeaba. Ser una Maybank significaba eso: pelear, resistir, sobrevivir.
Esa noche, mientras las luces de la fiesta en Figure Eight se reflejaban en sus ojos azules, Claire entendió que estaba jugando un juego que ya no podía controlar. Entre risas y miradas furtivas, la línea que separaba el odio del deseo con Rafe Cameron se hacía más difusa.
"Esto no puede terminar bien", se repitió en silencio, aunque su corazón latía con la fuerza de una ola desatada.
No sabía aún que su nombre quedaría grabado en la arena de Outer Banks, no como la hermana de JJ, no como la amiga de John B, sino como la chica que amó demasiado, planeó demasiado y que, finalmente, fue demasiado peligrosa para los Cameron.
Y que esa sería la última vez que el mar le devolviera el reflejo intacto de su sonrisa.