Desde siempre, Ciara Keane y Tadgh Lynch han estado orbitando alrededor del otro.
Dos vidas separadas por el tiempo, pero unidas por recuerdos que nunca se fueron del todo. Cuando eran niños, fueron vecinos en una pequeña urbanización a las afueras de Cork. Pasaban los días jugando juntos, corriendo por los jardines, compartiendo secretos inocentes... y fue Tadgh quien, entre risas y juegos, le robó a Ciara su primer beso. Un instante fugaz que se le quedó grabado como una promesa no dicha.
Poco después, él desapareció de su vida sin despedidas. Su familia se mudó, y con ellos, se fue también el chico que Ciara nunca olvidó del todo.
Años más tarde, el destino - caprichoso como siempre - se encarga de cruzar sus caminos cuando Ciara ingresa al instituto Tommen en el tercer año, ya adolescentes, ya distintos... pero con algo en los ojos que les resulta inquietantemente familiar. Y desde entonces, cualquier momento, cualquier coincidencia, se convierte en una oportunidad silenciosa para entrar -aunque sea de puntillas- en la vida del otro.
Tadgh arrastra un pasado oscuro que rara vez menciona y Ciara, con un presente que amenaza con desbordarla si se permite bajar la guardia. Pero a veces, solo hace falta una persona dispuesta a quedarse cuando todo el mundo se va.
Ella ha levantado muros altos, fríos y cada vez más difíciles de escalar.
Y Tadgh... Tadgh Lynch es el chico más cabezota que ha conocido jamás y está dispuesto a derribar cada uno de ellos si eso significa acercarse a la chica que nunca olvidó.
La pregunta es: ¿será capaz de derribarlos todos?
¿O están destinados a quedarse atrapados en aquello que nunca se atrevieron a decir?
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Aclaro que este fanfiction contiene SPOILERS de los libros, así que si no te los has leído todavía, no te recomiendo esta historia.
Maeve Nolan no habla con nadie. No sonríe. No confía. En los pasillos del instituto Ballaggin, es solo una sombra más. Pero detrás del silencio hay una verdad que nadie imagina: su propio padre, un hombre admirado por todos, es el monstruo que ha destruido su infancia.
Joey Lynch conoce el dolor. Lo lleva en la mirada, en los puños, en el alma. Cuando ve a Maeve, no ve a una chica rara o distante. Ve a alguien igual que él: rota, pero aún viva.
Sin tocarse, sin promesas ni palabras grandes, empiezan a sostenerse. Pero cuando la verdad comienza a salir a la luz, Joey tendrá que luchar no solo por Maeve... sino también por todo aquello que él creía perdido hace tiempo.
Una historia sobre sobrevivir, sobre hablar cuando todo en ti te pide callar, y sobre el tipo de amor que no salva... pero acompaña.