Los circuitos tienen memoria.
Recuerdan cada caída, cada victoria y cada latido atrapado bajo un casco. También recuerdan a quienes nacen para desafiar sus límites.
Júlia Ferrer creció entre motores, con el rugido de las motos marcándole el camino. Marc Márquez aprendió pronto que el miedo y la velocidad pueden convivir en la misma curva. Dos vidas distintas, dos pasiones iguales, destinadas a cruzarse en el lugar donde el asfalto decide quién eres.
Primero rivales, luego compañeros, después... algo que ni ellos supieron nombrar al principio. Entre adelantamientos imposibles, noches silenciosas de paddock y miradas que dicen más que cualquier palabra, descubrirán que no solo se corre con la moto: también se corre con el alma.
Porque en un mundo donde cada segundo cuenta,
hay encuentros que cambian una vida entera.
Y hay historias que comienzan con un simple rugido.
El con quién, el a qué hora, el como, el cuando y el donde siempre estuvieron escritos, y es por eso que lo que alguna vez tuvo un final, puede volver a empezar, porque para ellos nunca fue un adiós sino que siempre fue un hasta pronto.
Paulo Dybala y Agustina Messi.
SEGUNDA PARTE DE TOGETHER (DISPONIBLE EN MI PERFIL)