𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐄𝐍 𝐓𝐄𝐍𝐓𝐀𝐂𝐈Ó𝐍

Un encuentro cargado de tensión, la monja siente el aliento de la mujer cerca de su rostro. Aunque intenta resistirse, recordándole que lo que sienten va contra la voluntad de Dios, la profesora, de tez morena, le acaricia suavemente la mejilla y susurra casi rozando sus labios: "¿no quieres sentir el pecado de mis labios acariciando los tuyos hermana?"

Sin poder contenerse, la monja cede al deseo y besa sus labios. Por primera vez, experimenta una contradicción abrumadora: arrepentida de dejar de ser una sierva del Señor, pero a la vez disfrutando intensamente el pecado de aquel beso prohibido

"Todo aquel que comete pecado es esclavo del pecado."