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✨ Introducción - Trono de 3 Almas ✨
Está historia puede tener escenas subidas de tono o escenas+18
El carruaje avanzaba lentamente por el camino empedrado, flanqueado por árboles de hojas doradas que danzaban al ritmo del viento. Dentro, Zafiro observaba el paisaje con ojos brillantes del color que le daba nombre. Su cola azul se movía con impaciencia, y sus orejas felinas se erguían cada vez que el sonido de una criatura lejana rompía el silencio. Era la primera vez que visitaba el Reino de Eleryon, tierra de humanos nobles, caballeros legendarios y hechiceros reconocidos por su evolución mágica.
No venía como embajadora, ni como diplomática. Solo como invitada. Un gesto simbólico entre su pueblo -las razas de las bestias- y los humanos, para compartir costumbres, cultura y quizás, sembrar una semilla de entendimiento. Aunque Zafiro no lo decía en voz alta, la idea de convivir con humanos le parecía tan intrigante como divertida.
En los patios del castillo, Thalor, hijo del duque y heredero potencial al trono, blandía su espada con precisión milimétrica. Su cabello oscuro brillaba bajo el sol, y sus ojos morados, fríos como el acero, no se apartaban del objetivo. Entrenaba con disciplina, rodeado de otros caballeros, pero su mente estaba en otra parte: en los tratados que debía revisar, en las alianzas que se tejían, y en la llegada de aquella invitada de orejas puntiagudas que, según los rumores, no conocía el protocolo.
En lo alto de una torre, entre estanterías repletas de grimorios y frascos burbujeantes, Seraphyne trazaba símbolos arcanos sobre un pergamino antiguo. Su cabello dorado caía como cascada sobre sus hombros, y sus ojos rojos brillaban con malicia contenida. Sabía que la historia estaba a punto de cambiar. Las razas se mezclaban, los reinos negociaban, y la magia -como siempre- sería la clave. Mientras los demás veían una visita diplomática, ella veía una oportunidad. Y Seraphyne nunca dejaba pasar una op
Declan Kingsley es un grandioso jugador de hockey con un futuro prometedor, sueña con jugar para un equipo de la NHL cuando se gradúe de la universidad y ser el mejor. Siempre ser el mejor.
Se ha enfocado tanto en sus sueños que se ha olvidado de las otras cosas importantes en su vida, el amor, aunque sí que ha disfrutado de un sinfín de citas y chicas, pero jamás ha buscado una relación seria.
Cuando llega año nuevo y todos sus amigos están por dar el primer beso del año a medianoche, Declan siente repentinos celos y besa a la primera chica que se encuentra, Millie Harrison.
Millie Harrison jamás ha tenido novio y mucho menos ha dado un beso, por lo que se ve más que sorprendida cuando uno de los jugadores de hockey más codiciado en el campus de su universidad decide besarla.
Después de un par de sucesos, Millie decide enfrentarlo y proponerle algo de lo que ella cree que ambos podrían arrepentirse después, una relación falsa, pero ella está desesperada y necesita la ayuda de alguien como Declan, quien al parecer no solo está dispuesta a ayudarla, sino a conquistarla de verdad.