Bajo un cielo teñido de fuego y ruina, el planeta Vegeta cayó. Las naves de Freezer cruzaban el firmamento como cuchillas de luz, reduciendo a polvo el orgullo de los guerreros saiyajin. Entre los escombros y el rugido de las explosiones, una pequeña cápsula escapó, atravesando el espacio con una sola esperanza dentro: un niño de clase baja, insignificante ante los ojos de su raza, pero con un destino que ni el propio tirano podría prever.
Su nombre aún no se había forjado en leyenda. Dormía entre vibraciones metálicas mientras las estrellas pasaban como luciérnagas distantes. El sistema de navegación lo llevó lejos de la guerra, lejos de los imperios, hasta un planeta azul y vivo... la Tierra.
Allí, el niño despertó. Solo, confundido, sin saber quién era ni de dónde venía. Pero en ese silencio, en medio de los bosques y montañas que se extendían hasta el horizonte, comenzó su nueva historia.
Creció entre humanos, ocultando una fuerza que no comprendía, un poder que ardía en su interior como un sol esperando desatarse. No tardó en encontrar amigos -algunos torpes, otros valientes, pero todos sinceros- que lo ayudarían a entender no solo el mundo, sino también su corazón.
Juntos recorrerán tierras desconocidas, enfrentarán peligros que pondrán a prueba su espíritu y descubrirán secretos que dormían en las sombras del universo. Mientras tanto, lejos de allí, el nombre del tirano Freezer aún resonaba en los confines del espacio... y el eco de su miedo empezaba a hacerse realidad.
Porque el niño que llegó del cielo no era cualquier guerrero.
Era el último fuego de una raza extinguida.
Y su destino... era convertirse en el legendario Super Saiyajin.
Dicen que nadie sobrevive a Derry sin quebrarse un poco.
Dicen que todos aquí tenemos cicatrices que no se ven.
Y yo pensaba que eso era todo... hasta que Teddy Uris decidió ser la única excepción a mi miedo.
Teddy me cuidaba cuando las noches se volvían demasiado silenciosas.
Me tomaba la mano cuando el viento parecía susurrar mi nombre.
Él me enseñó que incluso en un pueblo maldito, todavía podía existir algo cálido, algo real.
Pero Derry no soporta lo que brilla.
Nos sigue, nos observa, nos persigue.
Y cada vez que Teddy me mira, siento que el pueblo entero quiere arrancármelo.
No sé si sobreviviremos a lo que acecha en las sombras.
Pero si Derry quiere llevarse a alguien...
tendrá que llevarnos a los dos...