La Gracia de Dios | GL

Evelyn había crecido bajo el amparo de Dios, devota, luminosa, tan hermosa que muchos la comparaban con un ángel. Su alma, pura e inocente, era la más querida entre los habitantes del pueblo, que la veían como un reflejo de la gracia divina.

Pero todo cambió con la llegada de una mujer extraña, de mirada insondable y presencia perturbadora, que sembró dudas en el corazón de Evelyn y quebró la paz de su fe.

Desde entonces, Evelyn comenzó a soñar con ella. Sueños turbios, ardientes, que la hacían despertar con el alma en llamas y el cuerpo temblando de vergüenza. Se sentía impura, merecedora de castigo, como si su alma estuviera siendo arrancada de la luz.

Y mientras Evelyn luchaba contra el deseo y la culpa, el pueblo se sumía en el horror: muertes repentinas, inexplicables, devastadoras. Muchos comenzaron a murmurar que Satanás había llegado para corromper sus almas y arrastrarlos al abismo.