
Na Jae Min no fue criado para semejantes habladurías. No fue educado para convertirse en blanco de cuchicheos susurrados en pomposos eventos nocturnos. Ni para que su nombre se deslizara, como veneno, entre los labios de la alta sociedad. No se le preparó para ver su honor cuestionado, ni su reputación puesta en entredicho. Y sin embargo, con el peso de los rumores asentándose sobre sus hombros y la tensión en el reino alzándose a cada día, comenzaba a preguntarse si algo en su educación serviría al final.All Rights Reserved