
Fue casi de casualidad que nos reencontramos. ¿Quién lo diría?, Benjamín Bramante y Luna Novoa, quince años después de haber dejado de hablarnos; fue el azar el que nos reunió de nuevo, así, de la nada, sin avisar, en aquella reunión irrelevante. Yo no podía creerlo. Ella era amiga de una amiga que, sin motivo aparente, había decidido invitarla a nuestra pequeña reunión. Apenas la vi mi corazón se sobresaltó, lucía idéntica, los años habían sido generosos con ella y todo cambio o señal de envejecimiento era casi imperceptible.All Rights Reserved
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