Brin James tiene 17 años y una vida que nadie ve.
De día, es una estudiante ejemplar.
De noche, trabaja en un lugar donde las luces esconden más de lo que iluminan.
Criada por la calle y sin nadie que pregunte por ella, su vida se rige por un único código: sobrevivir en silencio.
De día, es la estudiante de secundaria invisible, soñando con graduarse y escapar. De noche, es la mesera estoica en "La Madriguera", el bar de mala muerte que sirve de fachada para el burdel del piso de arriba. Es un secreto vital, una doble vida que debe proteger a toda costa.
Pero su rutina se hace añicos la noche que Dex, con una sonrisa arrogante, se sienta en su barra.
El intercambio es rápido y electrizante: un coqueteo insolente, una tensión palpable y un rechazo cortante de Brin que deja claro que ella no está en venta. Piensa que ha terminado con ese momento incómodo y sensual, pero el destino tiene un sentido del humor perverso.
Al día siguiente, descubre la doble condena:
El hombre que intentó seducirla ahora es su nuevo vecino de enfrente.
Y lo peor: Dex es su nuevo profesor de Literatura.
Atrapada entre las paredes de su apartamento, los pasillos de su instituto y las mesas clandestinas de "La Madriguera", Brin debe decidir qué es más peligroso: el secreto que podría arruinar su futuro o el deseo prohibido que amenaza con derrumbar su vida entera.
Brin y Dex. La alumna y el maestro. El bar clandestino y el aula. El juego acaba de empezar, y el castigo podría ser la rendición total
Tocando el cielo es el inicio de una historia donde el amor nace en la oscuridad, se defiende con rabia, y se rompe por miedo.
Porque a veces, tocar el cielo duele más que caer.