Ese día el viento andaba juguetón, soplando distinto, como si quisiera peinarle el destino a Dylan. Y así sucedió. Entre su ensimismamiento por los deberes académicos y el caos de ese tráfico de la costa verde que aturdía, Gabriel, un chico curtido por el sol, con los rizos enredados no le ofreció un vuelo más de parente, sino una caída. Una rendición disfrazada de aventura. Y Dylan, que había bajado al malecón para olvidarse del mundo, se encontró mirándolo con esa fe muda de los que han perdido toda religión menos la del cuerpo.
Con el devenir aprenderán que no siempre el amor, o lo que ello sea, eleva, sino que más bien, precipita. Suave, torpe, inevitable, como quien se lanza al cielo sabiendo que el suelo también tiene su manera de abrazar.
Los cómics no me pertenecen.
Fueron elegidos para su deleite ヘ( ̄ω ̄ヘ)
Créditos a todos los creadores de los cómics
Y créditos al creador o creadora de la portada.