Cuando el silencio respira

Minhyuk tiene diecinueve años y un mundo entero dentro de la cabeza. En casa, el aire pesa tanto que parece no haber espacio para él; sus padres hablan de todo, menos de lo que importa. En la escuela, sonríe lo justo, habla lo necesario. Sus amigos lo ven como el chico alegre, distraído, pero nadie nota que hace meses que no duerme bien.

La noche en que decide poner fin a todo, lo hace en silencio.
Pero Hyunwoo, el único que lo ha mirado de verdad, llega antes de que sea demasiado tarde.

A partir de ahí, Minhyuk despierta en una habitación blanca, con el cuerpo cubierto de vendas y la mente suspendida entre la culpa, el alivio y la confusión.
Lo que sigue no es un milagro, ni una recuperación instantánea, sino un proceso lento y torpe de volver a querer estar aquí.
Hyunwoo se queda a su lado, no para salvarlo, sino para recordarle que aún hay algo por lo que quedarse.