Pensaron que no tenía corazón.
Que no amaba. Que solo cazaba, como todo depredador.
Pero lo hizo.
Y de todos sus pecados... 𝑒𝑠𝑒 𝑓𝑢𝑒 𝑒𝑙 𝑚𝑎́𝑠 𝑐𝑎𝑟𝑜.
Amar, en su mundo, era básicamente lo mismo que decir: dale un arma a tu enemigo.
Todo iba bien... hasta que la primera bala surcó el aire, y dio justo donde no debía.
Y fue ahí cuando la bestia, por años encadenada y enterrada, despertó.
La bestia seguía dormida, encerrada, encadenada... pero presente.
Y esas cadenas fueron rotas con solo una palabra: "𝐸𝑟𝑎 𝑢𝑛 𝑒𝑠𝑡𝑜𝑟𝑏𝑜".
Y con eso, querido lector...
la bestia despertó, el infierno ardió,
y cuando una bala fue directo a la cabeza de uno de ellos...
𝐿𝑎 𝑐𝑎𝑠𝑒𝑟𝑖́𝑎 𝑐𝑜𝑚𝑒𝑛𝑧𝑜́.
Oh Seungmin era un patinador profesional. Su vida era, resumiendo, perfecta.
Pero luego, después de su primera derrota, todo en él comienza a ser un completo error. Su autoestima, ego y orgullo se habían visto gravemente dañados.
El Oh Seungmin optimista y feliz desapareció.
Han Hyeongjun era solo un sucesor de la empresa familiar, encargado de ayudar a la gente famosa a cubrir su pellejo de cualquier amenaza que pudiera manchar aquella imagen prestigiosa.
Han Hyeongjun no era más que un simple civil; él era la mezcla entre el sol y la luna, un eclipse total; una enciclopedia con mil y un cosas que mostrar; un chico con el objetivo de arreglar la farola rota que era Seungmin.
Porque O.de no sabía cómo brillar, y porque Junhan sabía perfectamente cómo regresarle el brillo.