Wednesday Addams y Enid Sinclair eran muy diferentes entre sí.
Su personalidad, sus gustos, su forma de hablar, su físico... todo.
Pero se complementaban, y eso fue lo que las unió.
Desde que Enid salvó a Wednesday de un Hyde, en su forma lobuna, regresando llena de sangre, algo en la Addams cambió en su forma de verla... más bien, desde el primer día la encontró atractiva,
pero esa noche... esa noche fue el detonante de la explosión de amor que se encontraba muy en el fondo del frío corazón de Wednesday.
Verla convertida en una bestia, mientras luchaba por ella con otra, era muy fascinante y excitante.
Todo empezó desde esa noche.
Wednesday Addams, que nunca demostraba nerviosismo ni algo que perturbara su semblante habitual, cuando veía a Enid, su máscara caía, su respiración se contraía, sus dedos se apretaban ligeramente,
su cuerpo se tensaba y sus ojos no podían dejar de mirarla, recordando esa maldita noche en la que todo se fue a la quiebra para el corazón de Wednesday.
A la quiebra del Amor.
A los doce años, Nessy fue testigo de una noche que jamás olvidaría: una mujer entró en su casa con un solo propósito... quitarle la vida a su padre. Pero lo que quedó grabado en la niña no fue el crimen, sino los ojos grises de aquella desconocida, tan hipnóticos como imposibles de olvidar.
Con el paso de los años, las cicatrices del maltrato y la obsesión por esa mirada moldearon a Nessy hasta que el destino la enfrenta de nuevo a aquella mujer. Y entonces, la fascinación se convierte en un juego peligroso, porque la misteriosa asesina también empieza a obsesionarse con ella.
Entre secretos enterrados, verdades prohibidas y lazos ocultos, ambas descubrirán que el pasado las une mucho más de lo que deberían. Y que lo que podría destruirlas se convierte en una pasión tan peligrosa como inevitable.
Un amor nacido de la obsesión... un secreto que lo cambia todo.