Jake, un chico sonriente y de gran corazón, tenia tan solo 8 años cuando su madre y su padre fallecieron en un accidente automovilístico.
La tragedia no solo le robó a su familia, sino también su infancia. En la escuela, en lugar de encontrar consuelo, se encontró con la crueldad de otros niños. Se convirtió en el blanco de burlas y agresiones. Lo llamaban de muchas maneras hirientes, pero ninguna palabra le cortó tan profundo como "huérfano". Tenía diez años cuando un compañero se lo escupió como un insulto. Esa palabra, que simplemente describía su realidad, fue usada para hacerle daño, y lo consiguió.
Fue en ese momento cuando la sonrisa del pequeño Jake, antes tan traviesa y constante, desapareció para siempre. Se dio cuenta de que muchas de las personas a su alrededor eran incapaces de ponerse en el lugar del otro, de sentir un poco de empatía. Y si el mundo no iba a tener compasión por él, él no la tendría por nadie más. Él aprendió a construir un muro a su alrededor.
Ahora, con diecisiete años, Jake comenzó la carrera que siempre había soñado estudiar. Era la misma con la que su madre y su padre lo habrían imaginado crecer y salir adelante.
Por otro lado, Heeseung, un joven amigable pero con bastante temperamento, se mudo con 19 años de Corea a Australia para estudiar lo que siempre quiso.
Lleno de energía y listo para hacer nuevos amigos.
Sin embargo, lo que no se esperaba encontrar cada día era a un chico pequeño más joven que él, de mirada apagada y constante ceño fruncido, que parecía observar a todos con inseguridad.
historia completamente mia🤍
Alicia Castillo nunca pensó que acabaría en un campo de fútbol. Obligada a inscribirse en el equipo universitario para ganar créditos, se dará cuenta de que no es lo suyo, hasta que choca con Ego una de las estrellas del equipo masculino.
Deberá pedirle ayuda aunque vaya en contra de sus deseos.
Lo que comienza con una colaboración forzada se acabará convirtiendo en algo mucho más complicado, acabando envueltos en un misterio que no se resolvió.