Cabalgar

"Cuando me recorriste"
Te alzaste sobre mí con la certeza de un sol que no pide permiso,
y sentí cada movimiento tuyo como un lenguaje antiguo
que mis sentidos aprendieron sin esfuerzo.
No era solo cuerpo: era ritmo, era dominio, era fuego.
Tus caderas marcaban el pulso del deseo,
y yo me rendía a cada vaivén,
como quien se deja llevar por la corriente de un río imposible de contener.
Tus gemidos se volvieron mi brújula,
tus ojos, el mapa de un mundo donde solo existíamos nosotros.
Y mientras te movías con gracia y fuerza,
supe que el instante era infinito,
que cada segundo era un secreto compartido
que ardía en la piel y en la memoria.
Cuando la noche nos reclamó la calma,
todavía sentía tu ritmo tatuado en mí,
como un recuerdo que no se olvida,
una llama que solo nosotros supimos encender.

- Daniel Villalba
© Daniel Villalba - Texto original, protegido por derecho de autor.
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