6 parts Ongoing Ignacia Walker y Karina Mendoza se conocieron siendo adolescentes en un torneo nacional femenino juvenil de fútbol en Chile. Ignacia, portera del Colo-Colo juvenil, y Karina, defensa del UTA de Antofagasta, se enfrentaron por primera vez en un partido decisivo que terminó con un penalti detenido por Ignacia. Ese primer encuentro sembró entre ellas una conexión única basada en el respeto, la admiración y forjando un vínculo que quedó para siempre en su memoria.
Con el paso de los años, sus caminos se separaron. Ignacia sufrió una lesión que la apartó del fútbol competitivo y decidió centrarse en sus estudios de administración, ingresando eventualmente a la empresa familiar, el Grupo Walker, donde comenzó a destacarse por su capacidad, disciplina y liderazgo. Karina, por su parte, terminó su formación en ingeniería y desarrolló una carrera profesional sólida, trabajando en proyectos de infraestructura y desarrollo urbano en el norte de Chile, mientras el fútbol quedaba en sus recuerdos y pequeños partidos de fin de semana.
El destino volvió a cruzarlas cuando Karina fue contratada por el Grupo Walker. Entre reuniones, viajes, largas jornadas laborales, ambas empezaron a redescubrirse, con un vínculo que se fortalecía con cada desafío profesional compartido.
La historia de Ignacia y Karina es la de dos vidas paralelas que se cruzan una y otra vez, primero en los campos de fútbol y luego en el mundo laboral, demostrando que los lazos más fuertes, se construyen con momentos compartidos, respeto mutuo y una complicidad que, con el tiempo, se convierte en amor verdadero.
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