La vida y muerte de Eliza | Abril Zurita

Cada año, al sonar la última campanada de Año Nuevo, Jayme elige a tres almas, las cuales son llamadas Sombras. Estos son colocados en un antiguo elevador que las transporta al Limbo, un mundo donde el cielo es perpetuamente gris y el sol nunca brilla. Al llegar, son recibidos por un Mentor, una guía eterna que les muestra por qué fueron traídos allí y cómo pueden redimirse.

En el centro del Limbo se ubica el Árbol Gris, un portal seco y anciano que conecta los dos mundos. Aquí, las Sombras descubren que no todas las historias tienen un final feliz y que el precio de la redención puede ser más alto de lo que esperaban.

En la mansión conocida como el Necroterio se encuentran las esculturas que representan los tres caminos del alma: el Limbo, el Río de las Almas y el Eterno Descanso. También yace el Espejo del Necroterio, un artefacto que permite observar las vidas pasadas de las Sombras. Sin embargo, la mansión oculta oscuros secretos, como el Libro del Necroterio, que relata las Tres Maldiciones de las Almas: el Objeto, la Aflicción y el Amor, maldiciones que atan a las Sombras a su sufrimiento.
Mientras intentan descubrir su propósito y enfrentarse a los secretos de su pasado, los protagonistas son perseguidos por las consecuencias de sus errores y las maldiciones que cargan. Una grieta entre mundos se abre cada luna nueva, revelando verdades ocultas y permitiendo que los mortales y las Sombras se encuentren, aunque solo por setenta y dos horas. En este breve lapso, los protagonistas descubren que algunos sacrificios pueden cambiar destinos.

La historia que estás a punto de leer ya ha sucedido antes y volverá a suceder. No estoy segura de con qué frecuencia ocurre, pero lo que sí sé es que cada vez que sucede, es única, al igual que cada lector que la descubre.