Un invierno en Madrid

En la alta sociedad madrileña, todos saben qué es lo que las jovencitas de buena familia deben aspirar a ser: unas buenas esposas.

Con nueve bocas que alimentar y ocho hermanas que salvar de un terrible desenlace que involucra el ser echadas de su casa, Elena tiene que tomar una gran decisión para poder salvaguardar el destino de sus hermanas: econtrar un esposo tan rico y respetado que deberá salvar a la familia de la Cruz de la ruina.
No tiene otra opción, después de que su padre murió el invierno pasado y su madre lo siguió, muriendo de tristeza, Elena tendrá que salvar a las nueve hermanas de la Cruz. Ella sabe que necesita un príncipe azul... solo que no pensó que Dios cumpliría literalmente su deseo.

El príncipe Arturo tiene problemas grandes con los que lidiar, como lo es cargar con el peso de ser el primero en la línea de la corona española. Arturo nació con la bendición de nacer hombre, pero dejó de sentirse afortunado una vez el cruel invierno le arrancó a su madre de su lado.
Ahora, con la profunda tristeza que le causa su partida, se une a una actividad un poco extraña pero que le recuerda a su madre ya que ella se hacía cargo del evento: va a ser el anfitrión de la temporada matrimonial.
Lo que Arturo no sabía era que se iba a sentir cautivado él mismo después de conocer a una señorita malcriada que lo saca de sus casillas la mayor parte del tiempo... pero en la que no puede dejar de pensar.

A Elena no le importa que él fuera un príncipe, a Arturo no le importa el hecho de que ella literalmente esté cometiendo traición al tratarlo como si fuera un estúpido.

Elena y Arturo... son tan diferentes, sin embargo, los polos opuestos se atraen y, a pesar de sus diferencias, ambos comparten algo que podría unirlos: ambos perdieron todo un invierno en Madrid.