¡Echo junto con @le0_392!
Noa Cohen no soporta a los "graciositos".
Odia el ruido, las bromas sin sentido y a la gente que no se toma nada en serio. Y justo por eso, cuando la maestra lo empareja con Diego Enguiluz para el proyecto final de Ciencias, siente que el universo le está jugando una broma cruel.
Diego es todo lo que Noa intenta evitar: extrovertido, ruidoso, lleno de comentarios tontos y una sonrisa que parece no apagarse nunca. Lo que Noa no sabe es que, detrás de esa actitud despreocupada, Diego lo ha mirado en silencio desde hace tiempo.
Desde antes del proyecto.
Desde antes de que Noa siquiera lo notara.
Entre discusiones, miradas robadas y experimentos fallidos, ambos comienzan a descubrir que lo que creían molestia es, en realidad, algo más complejo... algo que ninguno de los dos se atreve a nombrar.
Porque a veces el amor no empieza con una sonrisa, sino con un "me irritas".
Y porque Diego siempre supo que, detrás del enojo de Noa, había un corazón que solo necesitaba alguien que no se rindiera al intentar entenderlo.