Solo mía: entre tu furia y mi deseo

Lia no buscaba problemas.
Pero los problemas llegaron montados en una moto, con tatuajes en los brazos, mirada peligrosa... y una voz capaz de romperle las piernas sin tocarla.

Álex no es bueno.
Tampoco lo finge.
Es dominante, celoso, intenso... y cuando algo le pertenece, lo defiende con los puños si hace falta.
Y desde que vio a Lia, solo tuvo una certeza:
Ella es mía.

El problema es que Lia no se deja domar.
Es dulce, sí... pero también inteligente, provocadora, valiente.
Puede sonreírte mientras te destruye.
Puede temblar en sus manos... y aún así mirarlo a los ojos y decirle "no me mandas".

Se enganchan sin querer.
Se desean sin control.
Se hieren sin piedad.
Se buscan como si el aire estuviera en la piel del otro.

Hay besos que parecen amenazas.
Caricias que arden más que el sexo.
Discusiones que terminan con gemidos contra la pared.

Pero el pasado no se queda quieto.
El ex tóxico de Lia vuelve.
La ex de Álex nunca se fue.
Familias rotas.
Secretos peligrosos.
Sombras que muerden.

Él la protege como si fuera suya.
Ella lo defiende como si fuera suyo.
Los dos lo niegan.
Los dos lo saben.

Son tormenta y gasolina.
Obsessión y refugio.
Guerra y paz.
Pecado y necesidad.

Y cuando la pasión se mezcla con el dolor...
o se destruyen para siempre...
o se aman hasta que duela respirar.

Porque amar a un hombre como Álex no es seguro.
Y ser amado por una mujer como Lia... tampoco.

Pero hay cuerpos que se reconocen.
Almas que se eligen.
Y destinos que no aceptan un "no".

Ellos no se encontraron por casualidad.
Se encontraron... para arder.