
En los límites de la ciudad hay un barrio que no figura en los mapas. Dicen que nació del olvido, de la necesidad y de un pacto que nadie recuerda haber hecho. Lo llaman Oculermo, mitad paraíso, mitad ruina, donde las paredes escuchan y los favores se pagan con sangre o silencio. Aqui ni la inocencia andante, en forma de niños, es la excepción a la reglas, aquí la pureza se pierde antes de florecer.All Rights Reserved