A veces, huir no es cobardía.
A veces, huir es la única forma de que te crezcan alas.
Nora Vanderwaal toma la decisión más aterradora de su vida: marcharse. Lo hace sin corazón, con esquirlas del pasado aún clavadas en la piel, y con la incertidumbre latiéndole en las sienes. Todos la llaman valiente por haber cruzado un océano para empezar de nuevo. Pero pocos entienden la verdad: su valentía no está en irse, sino en romper las cadenas que la ataban al dolor, al silencio, a la sombra de quien fue.
En Roma, su nuevo hogar, descubre que liberarse no es tan sencillo. Porque después de quitarse las cadenas, hay que curarse las heridas. Sanar los cortes que nadie ve. Reconstruir el corazón que otro dejó hecho trizas.
Y en medio de ese ruido, aparece Enzo en forma de silencio.
Un camarero italiano con los ojos llenos de historias y un alma que habla el lenguaje del silencio. Enzo no viene a salvarla, sino a reflejarla. Es un espejo que también conoce la fragilidad, que ha aprendido a sostenerse en pie cuando todo tiembla por dentro.
Entre cafés, cartas sin destino y casualidades que parecen destino, Nora empieza a forjar un nuevo corazón. Uno que late distinto, pero late. Descubre que Roma no es solo una ciudad de ruinas y belleza antigua, sino un refugio para quienes aprenden a amar incluso con cicatrices.
Porque a veces el amor no cura. Pero enseña a vivir con la herida.
Y lo que comenzó como una huida... se convierte, poco a poco, en el lugar donde, por fin, vale la pena quedarse a sentir.
Extrovertido. Correcto. Arrogante.
Esas son las palabras que pueden describir a la perfección a Mateo Lombardi.
El abogado más cotizado de Italia no tiene tiempo para distracciones. Mucho menos para dramas ajenos. Con una vida perfectamente estructurada y emociones cuidadosamente archivadas, Mateo no cree en el amor, la familia ni en nada que no se pueda controlar desde su teléfono o una sala de juicio.
O al menos, eso es lo que siempre creyó.
Hasta esa noche en donde el destino le arrojó a una pequeña y desamparada bebé. No habla. No lleva identificación. Nadie la reclama. Y, por alguna razón inexplicable, se aferra a él como si fuera lo más seguro del mundo.
De la noche a la mañana, Mateo se ve obligado a asumir un papel que nunca quiso.
Es así que, en medio de su desesperación, alguien más llega a su vida.
Scarlett Riva
Audaz. Inteligente. Imprudente.
Para Scarlett, ser niñera no es su trabajo ideal, y mucho menos trabajar para un hombre emocionalmente bloqueado tampoco es su sueño. Sin embargo, debido a situaciones desesperadas, termina compartiendo techo con Mateo, convirtiéndose en la única persona capaz de enfrentar al gran abogado Lombardi.
Ella cree en el caos.
Él, en el control.
Una historia sobre corazones rotos, heridas invisibles y la posibilidad de amar cuando ya no creías ser capaz de hacerlo.